Diariamente,
miles de niños y niñas en el Perú son maltratados física y psicológicamente por
sus padres, madres, parientes, profesores, o por cualquier adulto que considere
al castigo físico como normal, aceptable y hasta “necesario”. Las víctimas de
estos casos no aparecen en las estadísticas, salvo que los “castigos” hayan
originado graves secuelas o la muerte de quienes recibieron los golpes. Aunque
esto ocurre con mucha frecuencia, las diferentes formas de castigo físico
siguen siendo vistas como un método de disciplina y aprendizaje.
Algunos
tipos de violencia son:
La
violencia física y emocional es la que los adultos realizan con la intención de
corregir una conducta no deseable y enseñar nuevas conductas que se consideran
importantes. Causa dolor físico y emocional en la persona agredida. La
diferencia con el maltrato físico es la intensidad y la intención.
El
maltrato infantil es toda acción que realiza un adulto con la intención de
hacer un daño inmediato en la persona agredida. Las tres formas conocidas son:
maltrato físico, emocional y psicológico. Producen lesiones físicas y emocionales
indelebles, muerte o daño severo.
La
violencia sexual son conductas sexuales que pueden ser impuestas a una persona
menor de edad por un individuo mayor que utiliza incorrectamente su poder
o autoridad. Existen dos categorías
definidas: el abuso sexual y la explotación sexual comercial. En la
primera, el abusador busca tener
gratificación sexual. En el segundo caso, el abuso además se convierte en una
forma de esclavitud, la víctima está sometida bajo coacción y supone una
especie de compra–venta en la cual las personas se convierten en propiedad del
explotador.
UNICEF
ha venido trabajando en profundizar las causas estructurales y subyacentes de
la violencia que afectan los derechos de la niñez. El objetivo es darle
visibilidad a este fenómeno, mediante estrategias de abogacía y movilización
social que permitan dar respuestas adecuadas a las características de cada
región del país. Los planes a futuro advierten que la atención se dará a las
políticas sectoriales en salud, educación, mujer y desarrollo social y
justicia, de manera que se articulen estrategias de prevención y atención para
revertir esta situación y que faciliten la prioridad del tema en la agenda
pública. Asimismo, se estimulará el trabajo y la coordinación con aliados
estratégicos y redes nacionales para promover la vigilancia social.
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